CAPÍTULO 1: El Despertar.
- Spoiler:
(Uf, que sueño más raro… Oh! Menudo susto Kairi…)
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(Sora, eres un lentorro. Sabes que no me puedes ganar en una carrera…)
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(Buaaa. Riku, dile a Wakka que me deje el balón…)
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(Siempre estaremos juntos, ¿verdad?)
(Claro que si. ¿Qué harías sin nosotros Sora?)
(Jeje. Tienes razón Riku. Sora sin nosotros está perdido)
(Dejaros de tonterías. Y Kairi, haz el favor de dejar de reírte de mí…)
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(¿Sabes una cosa Sora? A pesar de que este es el sitio más bonito que he visto, para mí siempre será una isla minúscula…)
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(Riku, te exijo que aceptes mi duelo. ¡Esta vez no perderé!)
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(¿Que es esto?)
(Sora…Pareces tonto. Es el fruto del Paopu. Se dice que si dos personas lo comparten sus destinos quedan unidos para siempre. ¿Por qué no se lo das a Kairi?)
…
(Mañana subiremos en la balsa y veremos nuevos mundos)
…
(Este mundo ha sido conectado. Está unido a la oscuridad…)
(¿Quien eres?, ¿Eh? No hay nadie…)
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(La puerta, ¡La puerta se ha abierto! Ven conmigo Sora, podremos ver nuevos mundos. ¡No le temo a la oscuridad!)
(Riku…)
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(Una llave espada…)
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(Sora…)
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(Riku, Kairi… Los he perdido a todos… no… no puede ser…)
…
(No…)
…
(No…)
-¡No!
Roxas se despertó de repente. Miró a ambos lados de su cama para estar seguro de que se encontraba en su habitación, y se incorporó. Tras vestirse, se quedó mirando al suelo mientras se calzaba sentado en su cama.
-He vuelto a soñar con él… -dijo.
Tras tomar el desayuno se dirigió al lugar de siempre donde le esperaban sus amigos.
-¡Buenos días Roxas! –Dijo Olette con su característica sonrisa mañanera. – ¿A que traes los deberes sin hacer? Sabes de sobra que quedan pocos días para terminar las vacaciones de verano.
Olette era una chica de estatura normal que llevaba el pelo medio corto y que en el rostro se le destacaban unos preciosos ojos verdes como esmeraldas. Acostumbraba vestir una camiseta color naranja con unas flores blancas estampadas y un pantalón blanco. A decir verdad Olette es la que mas se preocupa por que sus amigos se sientan bien y porque tengan los deberes hechos.
-No, aún no los hice. Pero no es para tanto –dijo Roxas mientras saludaba a Pence, que le devolvió el saludo con una cordial sonrisa.
-¿Como llevas la mañana? –Le preguntó Pence – Sé que es duro afrontar los últimos días.
Pence era un chico alegre y tranquilote al que le encantaba estar con sus amigos, sobre todo si hay algún que otro helado de sal marina por el medio. Es el tipo de persona que, cuando hay algún problema, le gusta reflexionar y afrontarlo de forma realista. Solía vestir una camiseta de manga corta, con un singular esqueleto de perro color negro persiguiendo tres huesos y en la que ponía “Street dog”, por encima de otra de manga larga color blanco acompañada de unos pantalones vaqueros. También llevaba un pañuelo color azul y una cinta de pelo del mismo color en la frente para que la gente se fije en su pelo de punta.
-Mas o menos… -contestó Roxas desanimado.
-¿Otra vez el mismo sueño? –preguntó Pence sorprendido.
Roxas asintió.
-Más te vale que lo olvides y te dejes de comer el coco, o nos volverás a todos locos –le dijo Hayner con una sonrisa de oreja a oreja.
Hayner era el “líder” de la pandilla y el mejor amigo de Roxas. Era un chico de carácter conflictivo que hacía todo lo que se le pasaba por la cabeza…lo que siempre acababa arrastrando a Pence, Olette y Roxas. Le encanta vestir con una camiseta de color negra con una calavera dibujada que suele llevar por debajo de su chaleco gris. También viste un pantalón de camuflaje al estilo militar y unas zapatillas deportivas del mismo estilo y, por último le encanta llevar el pelo de punta como Pence, solo que más corto.
-Lo sé –contestó este –, pero estos sueños me están dando mucho que pensar. Por ejemplo, ¿por qué siempre sueño con las mismas personas?
-Ni lo sé, ni me importa. Deberías saber que pronto será el campeonato de Struggle, y si queremos ganar debemos tener la mente serena –Contestó Hayner desesperado por la actitud de Roxas.
El Struggle es un deporte que había ganado mucha fama en Villa Crepúsculo. Consistía en un duelo de espadas almohadilladas y, aunque debe haber un árbitro o juez cuando se practique, los jóvenes acostumbraban a usarlo en el ámbito urbano a pesar de ser un deporte de competición. A menudo se celebraba un combate de Struggle entre diferentes bandas urbanas para decidir de quien era el territorio en cuestión o para probar la fuerza de sus líderes. Y la panda de Hayner no se quedaba atrás. A pesar de que en el grupo solo eran cuatro, Hayner había quedado segundo en el campeonato del año anterior, y no se iba permitir volver a perder.
-Hayner, no deberías ser así con Roxas. Él lo está pasando mal. Y en lugar de hacerte el “gallito” con tu Struggle deberías hacer los deberes. Me apuesto que todavía no los has hecho –le regañó Olette.
-Olette, ¿te puedo decir una cosa? Estás obsesionada con los deberes -contestó Hayner con un tono de culpabilidad -. Bueno, que me dices Roxas, ¿entrenamos un rato?
-Lo siento –dijo Roxas-. Pero la señora de la tienda de dulces me ha pedido si le puedo hacer unos recados, así que estaré ocupado un buen rato.
-¡Pues te acompañaremos! –Dijeron Pence y Olette a la vez.
- Yo también voy – Dijo Hayner –Pero con la condición de poder entrenar a la tarde.
-Muchas gracias chicos –Dijo Roxas mostrando su primera sonrisa en toda la mañana.
CAPÍTULO 2: El llanto de los dulces.
Tan pronto como salieron del lugar de siempre hacia la callejuela, los cuatro se quedaron fascinados mirando al sol y la luz que éste irradiaba. Villa Crepúsculo tenía una característica especial, y esa era la posición del sol, siempre situado en el crepúsculo; es decir, entre el amanecer y el atardecer. Los cuatro solían quedarse mirando para el cielo con facilidad, y podían llegar a estar una hora así-
-Vamos, o llegaremos tarde –Dijo Roxas.
-¿Por qué tanta prisa? –Le preguntó Olette.
-Porque siempre que ha necesitado ayuda yo he estado ahí para ayudarla. Y hoy ya me he ofrecido a echarle una mano. Deberíais saber que no me gusta faltar a mi palabra –Le contestó.
Cruzaron la calle del mercado (situada en los altos de la estación) y llegaron a la plazoleta del tranvía, donde la dueña de la tienda de dulces los esperaba.
Esta plazoleta era conocida por los adoquines color marrón que pasaban entre las casas y continuaban hasta rodear la tienda de dulces y finalmente volver al punto de inicio en un ciclo que se repetía constantemente. Sobre estos adoquines circulaba un pequeño, silencioso y brillante tranvía color amarillo.
-¡Mirad! ¡Ya nos ha visto! –Dijo Pence tan pronto vio a la señora de la tienda de dulces hacer ademán de que se acercasen.
-¿Y sabes qué tendrás que hacer? –Le preguntó Hayner.
-Supongo que un par de recados. Ya sabéis, ordenar mercancía, mover cajas... –Le contestó Roxas.
Se acercaron lentamente, pero aceleraron el paso tan pronto como vieron a la anciana con lágrimas en los ojos.
-¿¡Qué ha pasado!? –Preguntó Roxas exaltado.
-Oh dios mío… Mi pobre gatita… -Dijo la anciana entre sollozos.
-¿Qué? –Dijo Hayner extrañado.
-Su… ¿Su gata? –Preguntó Pence.
-Si… Mi gatita…
-¿Se refiere a la gata color castaño que suele estar sentada sobre el mostrador de su tienda? –Le preguntó Olette.
-¿La del pañuelo en el cuello? –Dijo Pence.
-Esa misma…
-Por favor, necesitamos que nos aclare qué ha pasado. –Dijo Roxas preocupado.
-Mi gata Tsuki… Se ha escapado. Roxas, tú sabes cómo es, y sabes que la quiero mas que nada en el mundo… Por favor, ¡Te lo pido por favor! Ayúdame a recuperarla.
-¿Qué hacemos, Roxas? –Preguntó Olette preocupada.
-Ahh… Siempre me pasa igual… -Dijo Roxas suspirando-. No soy capaz de ver a alguien sufriendo sin ofrecerle mi ayuda… De acuerdo, lo primero es preguntar si alguien la ha visto.
-Yo sí la he visto –Dijo una voz a sus espaldas.
Todos se giraron y se encontraron con que, el que les había sorprendido no era más que el propietario de la tienda de armaduras. Era un joven esbelto, de piel morena y pelo rubio. Además de que Roxas fue su primer cliente cuando abrió la tienda, se dice que era de las personas más amables y simpáticas de todo Villa Crepúsculo.
-¿La has visto? –Preguntó Pence-. ¿Dónde?
-La vi dirigirse al solar deportivo –Dijo el joven.
-¿Al solar deportivo? –Dijeron todos al unísono.
-De acuerdo. No hay tiempo que perder –Dijo Roxas mientras se ponía en marcha.
Tan pronto como comenzó a caminar, Hayner, Pence y Olette fueron junto a él.
-¿A dónde vais? –Preguntó Roxas sobresaltado.
-¿Tú a dónde crees? –Le preguntó Olette a modo de regañina.
-¿Venís conmigo? –Les preguntó sorprendido.
-Claro –Contestó Olette con una amplia sonrisa- ¿Quién cuidará de ti si no voy yo?
-Somos amigos, ¿no? –Preguntó Pence.
-Y como amigos que somos, ¡Te seguiremos a donde haga falta! –Añadió Hayner.
-Gracias chicos, gracias por todo –Agradeció Roxas-. Entonces, ¡Al solar deportivo!
Espero que os guste... ^^